Print Friendly, PDF & Email

El escritor Italo Calvino decía que los libros que consideramos clásicos son aquellos que aportan una gran riqueza a los que los han leído de jóvenes, pero que al mismo tiempo enriquecen también las personas que los descubren por primera vez a una edad más madura. Esto es aplicable también a las películas, y debo confesar que hasta hace poco no había visto ninguna de las películas de El Padrino. Conocía su banda sonora, pero sólo se puede entender cuando la ves en plena acción, en diálogo con las imágenes. Tirando del hilo, fui profundizando en la figura del compositor Nino Rota, que me ha fascinado hasta el punto de dedicarle un Wondergrama que se puede escuchar aquí:

Nino Rota nació en Milán en 1911 y murió en Roma en 1979. De pequeño se le consideró un niño prodigio: con sólo 12 años escribió y estrenó un oratorio sobre la vida de San Juan Bautista. Hizo unos estudios sólidos, pero también estuvo muy atento a la música popular. La amistad con Aaron Copland le llevó a conocerla y apreciarla, y a profundizar en la música de George Gershwin, con quien comparte ese gusto por dinamitar la frontera entre lo que se considera culto y lo que se considera popular. Quizás por eso en sus partituras encontramos tantas danzas de raíz popular, y destaca especialmente un buen puñado de valses.

Ahora bien, la fama absoluta le llegó en los últimos años de la vida, con la banda sonora de El Padrino. Y no será porque antes no trabajase: era el compositor de cabecera de Fellini, Visconti y De Filippo: La dolce vita, Il gatopardo, Amarcord, Satyricon, Casanova … La gracia de una banda sonora es hacer una buena partitura, pero también después montarla con las imágenes, y la música de Rota, en este sentido, es una maravilla. Por poner un ejemplo detallado, podríamos hablar de la escena del bautizo con la que termina la primera entrega de El Padrino. Esta es la obra original de Nino Rota para órgano:

Pero escuchad también el inicio de esta partitura de Bach:

Pues bien, Rota cita Bach al principio de la escena, modificando su passacaglia para órgano a conveniencia de las imágenes. A continuación, hace una conexión para acabar conectándola con su obra. El resultado es un montaje en el que vamos alternando de la escena del bautizo a una serie de crímenes. La duración de las pausas de la partitura original se adapta a la acción para dar más dramatismo.

Esta referencia a Bach no es casual: Rota tiene varias obras para piano que homenajean Bach. También tiene música de cámara, conciertos para piano e incluso sinfonías y oratorios. Uno de estos, Vita di María, que fue influyente en generaciones posteriores, y se le considera el germen del llamado neomadrigalismo.

La playlist completa es esta:

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.